miércoles, 18 de marzo de 2009

El cruce a Bolivia - De Villazón hacia el Norte por tren

A las 6,30 me levanté y tomé un suculento desayuno. Debía ir temprano a la frontera, pues más tarde comenzaban a llegar los colectivos turísticos y la espera se hacía interminable. Cargué mis cosas, salí del hotel y comencé a caminar por las calles de La Quiaca rumbo al límite con Bolivia. Tomé por la avenida que desembocaba en las oficinas de migración argentina, antes de la barrera. Restaban caminar apenas 200 metros cuando presté atención al interminable ir y venir de personas; semejaban una larga hilera de hormigas laboriosas cargando bultos de grandes dimensiones sobre las espaldas. Evidenciaban ser gente de la zona, por rasgos étnicos y vestimenta. Cruzaban la frontera hacia uno y otro lado, casi corriendo, doblados por el peso de mercadería, cajones, etc. Quedé parada, sorprendida y apenada. No parecía gente que se dedicara a comprar cosas para su consumo o su negocio. No supe de qué se trataba; pero me explicaron que resultaba más barato pagarles pocas monedas para cargar y descargar mercadería a uno y otro lado; por la demora que significaba cruzar con un vehículo de transporte. Como si se tratara de animalitos de carga, con el lomo inclinado, por tener algo más para subsistir; como los porteadores nativos de África (que había visto en películas); solo que esto ocurría en la frontera entre mi país y un país hermano... dolía, dolía mucho.Saqué algunas fotos, la mayoría cuando me percibía daba la espalda o escondía el rostro, no insistí y seguí adelante. El primer colectivo ya había llegado y me ubiqué en una fila que tenía más de 50 personas. De todas formas, para ganar tiempo, los empleados la recorrían entregándonos formularios que debíamos llenar hasta que nos tocara el turno y no demoré demasiado.Unos treinta metros más adelante estaba migración boliviana, ya del lado de Villazón; donde debía cumplir similar trámite. Ahí reinaba el caos, que infructuosamente y a los gritos trataban de organizar algunos funcionarios en la oficina que no tenía más de veinticuatro metros cuadrados y pugnaban por entrar una centena de personas. A pesar de todo se nos recibió afablemente y me desocupé en no más de media hora. Miraba a uno y otro lado la impresionante cantidad de casas de cambio y el movimiento comercial que triplicaba lo que viera del lado argentino.Cambié dinero sin mayores inconvenientes y comencé a caminar. Sabía que por esa misma calle quedaba a unas doce cuadras la Terminal de colectivos y un poco más allá la Estación de Trenes. Quería saber horario, precios y días de salida de un tren que me llevase hasta Oruro, si conseguía pasaje; sino quedaba la alternativa de viajar en bus, pero me comentaron que las rutas eran malas y se demoraba muchísimo. Delante de mí a pocos pasos caminaba también con su mochila un muchacho joven, de pelo largo hasta los hombros, pantalón beige con varios bolsillos que a mi parecer usaba como un anexo de la mochila. Lo había visto por primera vez en la oficina de migración y al escucharlo hablar supe que venía de Buenos Aires.Apuré el paso, lo saludé y me dijo que se llamaba Hernán, ya conocía este trayecto porque era la segunda excursión que lo hacía; volvía de vacaciones al Salar de Uyuni donde tenía un amigo. Me dijo que debía conocerlo, que era muy bello y quedaba de camino. Le prometí que mi próximo viaje sería con ese destino (cosa que ya cumplí hace pocos días) pero quería llegar a Macchu Picchu y no deseaba desviarme. Al ser conocedor de esta parte del camino, acepté sugerencias, conversamos un rato, compartimos mate y sándwich en la estación mientras esperábamos la salida del tren y por fin iniciamos el viaje a las cinco de la tarde.Había en realidad cuatro categorías de pasajes. El me sugirió tomar la segunda categoría (contando de menor a mayor, porque no recuerdo el nombre que tenían); gustosa seguí su consejo; porque eran algo caros. Temía que las condiciones de viaje no fueran buenas; sin embargo grande fue mi sorpresa al ver los vagones y asientos en buen estado, música ambiental, televisión, aire acondicionado. Se podía comer, tomar café, gaseosas o sándwich que vendía el personal de comedor, quienes recorrían los vagones; u optar por cena o refrigerios que se servían en el coche comedor. Yo comí un sándwich (rico, bien presentado y sellado en una caja transparente descartable).Más tarde fuimos con Hernán a tomar cerveza acompañada con algunas cosas para picar en el comedor. Encontramos otro grupo de turistas argentinos con los que conversamos animadamente durante largo rato; luego volví a mi asiento. Hernán me despertó para despedirse, era aproximadamente la una de la mañana, estábamos llegando a Uyuni; me deseó que todo fuera bien y que disfrutara del viaje. Lo saludé a través de la ventanilla y el tren arrancó nuevamente. Había encontrado un amigo, que me había orientado y ayudado. Esperaba que todo siguiera así más adelante. Amanecía cuando empecé a divisar el lago Poppó. Nos acercábamos a Oruro.
Magui Montero
NOTA: Foto 1-Frontera La Quiaca (Arg)/Villazón (Bol) lado argentino. Foto 2-Idem.
Foto 3- Frontera Villazón (Bol)/La Quiaca (Arg) lado boliviano. Fotos 3 y 4- Lago Popoó Bolivia

4 comentarios:

romina dijo...

hola como estas, me intereso tu relato mucho ya q nos vamos con mi novio a peru por bolivia con la finalidad de ahorrar, queria saber cuanto demoraba desde la quiaca hasta villazon mas o menos en tiempo incluido los tramites de los polis de la frontera y de ahi cuanto tiempo hay para la terminal de villazon donde pueda tomar el colectivo para La Paz, gracias de antemano

Magui Montero dijo...

Hola Romi! Volvé a leer el relato, y ahi mismo, las fotos 1 y 2 te muestran las distancias. La Quiaca y Villazón, practicamente es como si fueran una misma ciudad. Pues estás en la Quiaca, y caminas por una calle pavimentada mas o menos unos 200 metros hasta la oficina de Migraciones Argentina, no demoras nada, pues solo toman registro de tus datos y salida del país, (te aconsejo pasar antes de que comiencen a llegar los buses turísticos- alrededor de las 8,30-, porque sino tienes que hacer fila y algunas veces demoran en pasar más de una hora)haces aproximadamente 30 metros más y estás en la oficina de migraciones de Bolivia, allí demoras unos 15 minutos en llenar un formulario, te lo sellan y guardas la parte que que te devuelven. (Esto es muy importante, pues cuando sales del país rumbo a Perú te lo piden en la frontera y llenas el de entrada en el Perú.) Cada vez que entres a un país debes tener mucho cuidado en guardar en lugar seguro y no perder este papel, pues es la constancia de tu entrada o salida.
Luego que completas el trámite en migraciones de Bolivia, sigues caminando por la misma calle, aproximadamente unas 5 o 6 cuadras y allí mismo está la terminal de buses. (Te aconsejo pelear el precio pues lo bajan en la medida que regateas, no hay valores fijos) Otro consejo, saquen pasaje no hasta la Paz, vayan conociendo otros lugares del camino, puede ser Cochabamba, Potosí, Sucre, o Tupiza (segun hacia que lado te orientes) pero vale la pena demorar el viaje dos o tres días más y no perderte algunas bellezas. Bolivia es hermosa! La Paz es bella pero tienes otros lugares antes de llegar ahi.
Antes de la frontera de Perú, puedes pasar uno o dos días en Copacabana y visitar la Isla del Sol. Nada de lo que te estoy diciendo encarece demasiado el viaje. Te aseguro, que me lo vás a agradecer, pues tienes paisajes maravillosos y lugares con mucha historia.
Besos y muy buena suerte!
Magui

Anónimo dijo...

Hola, quisiera saber si las casas de cambio estan de lado boliviano y si puedo cambiar pesos argentino al boliviano? Porque voy para aquellos pagos de visita hacia Sucre

Magui Montero dijo...

Hola! Si la mayoría de las casas de cambio están del lado boliviano, apenas cruzas la frontera, sobre la misma calle, no tendrán ningun inconveniente en cambiar dinero argentino por boliviano, hay casas de cambio y más adelante entidades bancarias, aunque también te cambian en los comercios, pero te sale un poco más caro. Ten cuidado cuando saques el dinero, es preferible que lo lleves en otro bolsillo, separado lo que piensas cambiar y distribúyelo en diferentes bolsillos. No porque sea peligroso, pero en las ciudades y pasos fronterizos de cualquier ciudad del mundo hay que tener mayor precaución por la cantidad de pesonas que se mueven. La mayor de las suertes!
Magui