domingo, 31 de mayo de 2009

RECORRIENDO EL CUSCO. TEMPLOS, FORTALEZAS Y PUEBLOS. I



Me desperté de un salto, la ansiedad por conocer, por saber, por aprovechar minuto a minuto cada instante desde la llegada al Cusco, para llenarme los ojos de colores y la mente y el corazón con su historia.
Partí temprano, luego de un desayuno sabroso que me pareció excesivo, pero terminé hasta la última miga de pan y las ricuras dispuestas en la mesa. Las calles empedradas aun no tenían el ritmo inquieto de los turistas yendo y viniendo, pero me permitió disfrutar plenamente del aire fresco de la mañana y contemplar las construcciones sólidas, parándome a admirar los balcones bellamente trabajados y los cuencos de barro con flores que observaba colocados en la mayoría de ellos.
A poca distancia y al cruzar la calle observé en la ladera de un monte (cercano a la ciudad) la leyenda “Viva el Perú” supuse que formada por rocas porque se leía nítidamente sobre la vegetación de un verde intenso, mientras que hacia el otro lado observé la bella fachada de un antiguo Teatro Municipal.
Así llegué a la Plaza Regocijo, en la cual según las creencias populares, no deben sentarse las parejas de novios ni matrimonios, pues en tal caso la boda no se concreta o las parejas se disuelven. Hacia un lado, el edificio Municipal de turismo, con una galería de amplias dimensiones prestaba su espacio para una muestra de pintura cuzqueña.
Las callecitas angostas se curvaban hacia uno y otro lado, veredas angostas y frentes antiguos. Sin embargo por dentro eran cafeterías, empresas turísticas, boutiques y hasta una joyería de lujosa decoración interior.
Así llegue hasta la Plaza Principal “Aucay Pata” de amplias dimensiones, con una hermosa fuente revoloteada por palomas.
Hacia los lados construcciones con techos de tejas coloniales y amplias Recovas donde la gente transitaba cómodamente; también allí se encontraba la Iglesia Catedral de Cusco y la Iglesia de San Francisco. Me sorprendí al saber la rigidez de los horarios para visitarlas, y aun más al conocer que para ingresar a San Francisco –que guarda cosas de alto valor histórico y cultural- debía pagarse una entrada.
En la misma Plaza hacia uno de sus lados me sorprendió una cruz de mármol de grandes dimensiones colocada sobre el mismo césped y me acerque a ver de que se trataba, pues a su lado había una placa recordatoria. Me conmovió saber que ese era el lugar donde se había matado a Tupac Amarú, los miembros de su familia (esposa, hijos y cuñados) y varios otros integrantes del grupo que intentó levantarse en contra de la dominación española. Mis pies pisaban el mismo suelo que algunas centurias atrás habían marcado hitos en el patriotismo de los naturales de ese país.
Subí por callecitas típicas visité algunas Avenidas Céntricas, pero decidí volver sobre mis pasos; no era interesante conocer lo que era la zona bancaria y lo moderno. Prefería quedarme en cada piedra, en el tallado de las maderas, en el afiligranado de las molduras y el trabajo artístico de los artesanos cuzqueños.
Al día siguiente muy temprano me buscaron desde el Hostal en el minibús para hacer el recorrido que esperaba. El guía nos fue introduciendo en la historia de la etapa anterior a la colonización. Y comenzamos la visita a los diferentes lugares. Nos dirigimos al Convento de Santo Domingo, cuya estructura se encontraba encima del antiguo templo Qoricancha; uno de los más importantes y ricos de todo el Cusco. Allí pude observar y escuché el relato de la destrucción y despojo del que habían sido víctimas. El mismo Convento fue construido con las piedras arrancadas del templo. Las estatuas de tamaño natural hechas de oro macizo replicando las figuras de personas, animales y vegetales autóctonos que adornaban los amplios jardines, habían sido sacadas de sus bases y fundidas para llevarlos a Europa. (Solo quedan algunos vestigios de cosas que se lograron esconder en el actual Museo del Oro) ubicado al frente del templo Qoricancha; aunque una gran plancha de oro se encontraba dentro del templo con los dibujos de sus dioses y la estructura jerárquica de los mismos. (todos estaban relacionados con la naturaleza)
Vi con sorpresa la forma de ensamble de las piedras, por medio de pernos y aros realizados con otras piedras pequeñas, ya que los antiguos constructores no usaban argamasa ni otros elementos de este tipo para adherir las piedras entre si. En el patio central, se encontraba la Pila donde se colocaba la chicha para las ceremonias.
Se había logrado rescatar parte de las habitaciones que pertenecían al santuario de la Luna; sin embargo sorprendía más el trabajo artístico realizado en ebanistería y pintura por los indios en la etapa de la colonización, pues sillones, puertas, pinturas de época realizadas con una maestría asombrosa, sin haber conocido otra técnica que lo que les daba su sensibilidad artística.
Por dentro estaba furiosa, más veía y más me enojaba con el desastre y destrucción que se habían hecho en nombre de la conquista y evangelización de un pueblo que tenía a mi parecer un mayor nivel de crecimiento y desarrollo que Europa en esa misma etapa; porque contaban con sistemas de cloacas, drenajes, tratamiento de excretas y respeto por la naturaleza. Cuando en aquella etapa los “civilizados” aun no conocían lo que era un baño y usaban los perfumes para tapar los olores que emanaban de su falta de higiene. Quién educó a quién? ¿Quiénes fueron las bárbaras hordas de salvajes? Esas preguntas ya tenían respuesta para mi después de conocer apenas el primer templo.
Magui Montero
NOTA: Foto 1- Fuente de la Plaza Aucay Pata. Foto 2-Edificación tradicional. Foto 3-Recova. Foto 4- Cruz que marca el lugar de inmolación de Tupac Amarú en la Plaza Aucay Pata. Foto 5- Iglesia Catedral de Cusco. Foto 6- Vista parcial de Plaza Regocijo. Foto 7- Una calle de Cusco. Foto 8- Teatro. Foto 9- Templo Qoricancha, pila donde se guardaba la chicha ceremonial. Foto 10- Templo Qoricancha, plancha de oro macizo con detalle de la estructura de los dioses.

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