miércoles, 13 de mayo de 2009

UNA ILUSIÓN QUE SE HACE REALIDAD. LA LLEGADA AL CUSCO


Puno quedaba atrás. Recibí sugerencias e hice contactos que ayudarían a que fuera menos difícil la llegada a Cusco; tenía miedos, pensamientos y proyectos acumulados. Por medio de una empresa turística me consiguieron la dirección del Hostal cuyo precio y ubicación me convenían.
Ahora me enfrentaría con un mundo totalmente diferente que en lo sucesivo reafirmaría o modificaría mis “pre-conceptos” y parte de la historia que conocía a través de libros y comentarios.
A medida que se sucedían los kilómetros el paisaje se transformaba. Los valles y las montañas estaban tapizados de una alfombra verde cegadora. Hicimos una parada en el límite donde terminaba Puno; un cartel indicador daba la bienvenida al Departamento de Cusco.
Grupos de artesanos vendían tejidos, tapices y recuerdos. Niños y mujeres con trajes típicos se dejaban fotografiar a cambio de algunas monedas (lo que me sugería algo “preparado para el turista” y no surgido de la espontaneidad del momento.
Paramos veinte minutos y continuamos el viaje. Verde, celeste intenso, blanco, amarillo, ocre, morado y rojo trenzados en un multicolor juego de la naturaleza me hicieron comprender el porqué de los colores de la ropa típica peruana. Eran solo una reproducción de lo que el paisaje les regalaba diariamente a los naturales de este suelo.
El bus avanzaba internándose en el corazón mismo del Cusco. En la vera del camino ruinas y construcciones antiquísimas integrados a cada lugar, aferrados como una mata o un río de viejo trazado, persistiendo en la lucha de mostrar que al paso de los siglos continuaban marcando hitos de una civilización grandiosa.
El bus se detuvo finalmente en la Plaza principal. Estaba en esa ciudad en que el tiempo parecía haberse detenido en contraposición con las modernas ropas de los que transitaban por la zona y los automóviles.
Bajé mi equipaje, pregunté como llegar al Hostal Imperial II que me indicaran y caminé lentamente mientras disfrutaba de las angostas calles adoquinadas, las construcciones de piedra con sus balcones finamente tallados, los diseños de hierro artísticamente forjado, hasta que llegué.
Una pesada puerta de doble hoja con herrajes que se encontraba entreabierta, me dio acceso al lugar donde me alojaría durante varios días.
La estructura del Hostal daba la certeza de que databa de antes del 1800; readaptando sus funciones a ser utilizado para alojamiento de turistas. Las paredes de piedra maciza medían aproximadamente cincuenta centímetros de ancho, con habitaciones distribuidas alrededor de un patio central en dos plantas, decorado con tinajones de barro cocido y cactáceos. Las barandas superiores y las puertas eran de madera tallada pintadas de verde seco. El patio recubierto de piedras laja y pequeñas mesas cubiertas con manteles de vivos colores daban una ambientación perfecta. Se respiraba tranquilidad.
Una joven salió presurosamente a recibirme, me ubicó e informó que el desayuno estaba incluido en el precio y que diariamente pasaban agentes de turismo ofreciendo servicios o excursiones.
Tal como me dijo, poco después llegó la representante de una agencia local, luego del regateo acostumbrado, tomé los servicios para una excursión a partir del día siguiente y compré la entrada (nominada e intransferible) para el circuito completo de visitas con guía incluido a los templos, fortalezas y pueblos de interés turístico situados en el área de Cusco.
Esa misma tarde me dirigí al Centro Cultural de Cusco, donde en un teatro con su capacidad colmada de turistas, una voz en off nos hablaba sobre la historia, etnias, las regiones del Perú, mientras se realizaba una muestra de danzas folclóricas del país con los distintos trajes típicos; permitiéndome tener una visión panorámica de lo que estaba conociendo.
Solo era el primer día y Cusco me había atrapado en su magia.
Magui Montero
NOTA: Foto 1 y 2: Límite Puno-Cusco, Foto 3 y 5: Paisaje camino a Cusco,
Foto 4: Ruinas al borde de la carretera, Foto 5: Interior del "Hostal Imperial II" Cusco
Foto 6: Muestra de danzas tradicionales en el Centro Cultural

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