lunes, 1 de septiembre de 2008

CAMBIO DE HABITOS Y SENSACION DE LIBERTAD

Los días iban pasando, mi estado de ánimo fluctuaba entre la felicidad de vivir tantas cosas diferentes y la pena de saber que mi estadía en este hermoso país estaba llegando a su fin, aunque el viaje continuaba.
El aprendizaje acerca de los hábitos, el modo de vida, el carácter de los dominicanos y al mismo tiempo estar en un ambiente paradisíaco, rodeada de lujo, con paisajes desconocidos para una persona criada con sencillez en una provincia de costumbres austeras; había modificado en parte mis actitudes.
Me sentía más dispuesta al diálogo, tomaba con naturalidad una conducta osada que jamás se me hubiese ocurrido estando en mi país –bañarme en el mar a la luz de la luna, asolearme sin sostén- pues aquí todo ello era parte de las cosas habituales que podía realizar sin culpas ni vergüenza.
Despertaba al amanecer, para correr o caminar por las extensas playas silenciosas cuando el sol empezaba a asomar y sin embargo la sensación de seguridad me acompañaba permanentemente.
Desayunaba jugo de fruta, yogur, cereales, -bastante diferente al consabido mate amargo o el café bebido antes del trabajo-, pocas veces almorzaba y tomaba la cena a la hora en que estaba merendando en mi casa.
Lógicamente, hacía un tentempié alrededor de las cinco de la tarde apenas salía del mar y devoraba algún sándwich acompañado de cerveza –que era muy sabrosa, de acuerdo a la opinión autorizada de los alemanes-.
Respecto al consumo de alcohol, si bien es ilimitado para quienes se hospedan en carácter de turistas en estos inmensos hoteles, está totalmente prohibido para los empleados, quienes viven en edificios separados, dentro del mismo complejo. Esta pauta continúa fuera del horario de trabajo, solo pueden aceptar “excepcionalmente” una copa si alguna persona que se aloja los invita y paga por ella.
En una de mis caminatas mañaneras, fui hasta el mercado de artesanos, situado a unos tres kilómetros sobre la playa, compré pequeñas artesanías y aprendí una costumbre -después tuve oportunidad de verlo en varios países visitados- que es parte de antiguas prácticas en el comercio. El regateo, la conversación especial entre comprador y comerciante donde éste promociona las bondades del artículo, pide el doble de su valor y poco a poco baja el precio hasta que ambas partes llegan a acordar lo razonable. En caso de desconocimiento del adquirente sobre dicha tradición, simplemente bajan el precio sin que se lo pidan y entregan un regalito.
Ya de regreso por la costa, compré dos caracoles muy grandes, dos trozos de coral blanco y uno de coral lila a un pescador; me dijo que los caracoles eran “Reina Café” y “Cobo” –este último, cuando llegué a Cuba me fue confiscado por la Policía en el Aeropuerto, se trataba de una especie protegida, situación que ignoraba-
Al regresar del paseo, el sol estaba muy fuerte, era cerca del mediodía, hacía calor y me tomé un cóctel en el Snack Bar cuyo nombre es “Bachata”, me decidí por un Caribbean Blue (Ron Blanco, Crema de Coco, Zumo de Piña, Curacao Azul y Triple Seco). En realidad era un trago que no conocía, pero me llamó la atención el color turquesa que se veía fantástico en los vasos altos y bien decorados. No me sentí defraudada por su sabor exquisito; pero me hizo sentir con un poco de flojera, pues había desayunado temprano.
Almorcé liviano y dormité en una reposera al abrigo de las palmeras. A pesar del protector solar, tenía la piel enrojecida y las pecas –que tanto me enfurecían- habían hecho su aparición.
Esa noche fui a bailar con todo el grupo de argentinos en “Bolero” un lugar mezcla de Pub y Disco, donde hay espectáculos teatrales, desfiles de modelos, música en vivo ó se hacen juegos de entretenimiento, dentro del mismo hotel. A las 0,30 caí rendida en la cama. Había transcurrido un día más en Punta Cana.

Magui Montero

NOTA: Imagen de Postal. Playa Arena Gorda. Punta Cana. República Dominicana

6 comentarios:

Gizela dijo...

¡Pero bueno!...esa brisa te llevo a uno de los sitios que más me gustan.
Tengo lindos recuerdos de ese país, de la sonrisa de su gente, de los maravillosos paisajes y de su música, que hace que mis pies se muevan solos.
Que la pases lindo.
Un abrazo
Gizz

Lil Smith dijo...

Magui gracias por el regalo que me dejaste en tu otro blog, con respecto a este viaje me alegra que hayas conicido punta cana...las platas del caribe son hermosas lamentablemente en mi país lo que es el turismo lo han dejado caer la gente de este gobierno. ¿Sabes? yo lo hice casi a la inversa sali de Venezuela hasta Buenos Aires pero me fui solita sin conocer a nadie. Me fui por una semana y me quedé un mmes jajajaja...pero esos gustos de viajar mientras se puedan hacer se hacen. Yo deseo lanzarme para Europa pero el dinerillo no abunda.
Te dejo abrazos y siempre serás bien recibida en mis blog

Nada sé dijo...

No se con cual de tus blogs quedarme son todos bellos
besos

Ana Ramón Rubio dijo...

He llegado a tu blog a través del de Ale y me ha gustado mucho!! En España tienes una lectora más!!
Un saludo!!

Anónimo dijo...

qué agradable habría sido estar allí entonces y disfrutar todo eso junto a ti

un abrazo

Magui Montero dijo...

Muchas gracias amigos por haber pasado por mi blog, y si, realmente fue un viaje maravilloso, pleno de sensaciones nuevas, totalmente distinto a lo que había conocido.
Un abrazo para todos!!
Magui